Hay un reloj en mi pared colgado.
Negros números romanos y
negras manecillas de diferentes tamaños
sobre un fondo blanco.
Lo miro y es hermoso, pero
Está parado.
Lo miro y pienso:
“podría arreglarlo”
Podría pero, ¿tendría sentido?
Él ya ha sucumbido
Y podría arreglarlo, pero,
¿acaso tendría sentido?
Sería un arremeter violento.
“Déjalo”, me digo a mi mismo,
“Tan solo es cuestión de tiempo.”
Antonio Jiménez

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