A veces siento que me ahogo, aunque sigo respirando.
A veces me detengo a escuchar a ese órgano latente.
Y a veces, pienso que su latido está vacío, que carece de sentido;
que late por necesidad, pero no porque realmente quiera seguir haciéndolo.
Porque a veces, él ya no tiene ganas de latir.
Y le habla a mis pulmones para que se pongan en huelga,
porque los tres están aburridos de la vida que les doy.
A veces, les suplico que aguanten un poco más.
Y otras, simplemente dejo que me peleen.
Porque a veces, quizás más de las que me gustaría,
yo también desearía dejar de funcionar.
Midoblebeta

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