Inundan las paredes
de esta noche
unos gemidos ahogados
del otro lado de la vida.
¿Quién querrá oírlos
en la comodidad de su ser?
¿Quién osará hacerse
amante del silencio?
Gritos,
¿no los oyes?
Llantos,
¿no te apenan?
Yo quisiera ser profeta
de esos sonidos ignorados
que pierden su fuerza
en murallas de piedra.
¡Embestid!
¡Embestid con potencia!
Destrocemos la calma
y las altas vidrieras.
Y que algo
se mueva…
Y que algo
se mueva…
Jesús Rivas

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